Amar Sin Sacrificios - Walter Riso






La cultura de "vivir para el otro", como decía Auguste Comte, y desconocer los propios intereses a costa de la felicidad y el olvido de sí (cosa que sucede en muchísimas relaciones) es un atentado a la salud mental. El culto al martirio, que caracterizó una época en la que los deberes eran más importantes que los derechos, está revisándose a la luz de una nueva propuesta básica: el retorno a uno mismo. Rescatar el "yo" entre las ruinas de una sociedad que privilegió, principalmente en las mujeres, el "ser para el otro" antes que el "ser par» sí". 

Hay que inclinar el péndulo hacia el "sí mismo" y llevarlo del "tú exclusivo" a un "nosotros" más democrático.Te amo y me quiero, todo a la vez, porque no es incompatible. Para romper el esquema de un tu afectivo despótico ("Tú eres más importante que yo","Tu tienes más derechos que yo", "Sólo me interesa
tu bienestar") que exige sacrificios a manos llenas, hay que alimentar un yo digno que permita equilibrar el intercambio afectivo y crear un amor de ida y vuelta. 

No se trata de aferrarse a un individualismo posesivo y rapaz que desaparezca al otro ("Después de mí, que se acabe el mundo") o de exaltar una autonomía tajante y egocéntrica que raye en la patología. Estamos de acuerdo en que a la autonomía (independencia) hay que completarla con ciertos deberes racionales y necesarios,pero ella misma, per se, no es negociable. Podemos modularla, hacerla más empática y considerada, pero no reprimirla, porque hacerlo sería anular la esencia misma del
ser humano.

 La propuesta, entonces, no es promover una indolencia interpersonal, sino que te incluyas en la relación afectiva salvando el amor propio. Insisto: no significa que no te importe tu pareja, sino que tú también importas. El péndulo va y viene, a veces tú, a veces yo, pero el balance debe incluirnos a ambos. ¿Depende de qué? De la gravedad y/o la trascendencia de tus necesidades y de las mías; de las ganas, de que no haya resentimiento, del sentimiento amoroso, de los principios, de nuestros intereses vitales y así,"viajar" hacia la persona amada sin olvidar la propia supervivencia. Puedes ser solidario y aun así no descuidar tu plan de vida. 

No necesitas inmolarte psicológicamente para sentir que realmente quieres a tu pareja, no eres ni Romeo ni Julieta, afortunadamente. Cuando estamos enamorados nos gusta hacer feliz y cuidar a la persona amada. Eso es evidente. Preferimos la proximidad a la distancia, la sensibilidad a la insensibilidad, la cooperación al control, sin embargo, si el amor de pareja no es auto-afirmativo, si no promueve la búsqueda y la defensa de lo que es más beneficioso para cada uno,es destructivo. Un amor inteligente busca lo que es provechoso para ambos, pero "ambos" significa dos individualidades, porque aunque lo intentemos una y otra vez y aunque nuestra más oscura fantasía lo anhele, no somos uno, sino dos.

Source : Los Limites Del Amor Por Walter Riso

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